Johnny Cay

Después de despertarnos a las 7 con la lluvia y el viento, pensamos que el día no sería tan bueno.  Por suerte si lo fue.  Sin planearlo, tomamos un tour a los cayos más cercanos, Heine Cay, El Acuario y Johnny Cay.  El viaje duró apenas 15 minutos y al ver aguas tan hermosas, uno quisiera que durara más. Cuando uno ve una foto de las aguas turquesa del caribe, no lo cree del todo y piensa que puede haber cierta manipulación de las imágenes. Pues bien, el mar tiene tan bellos colores que te quedas con la boca abierta.   Al llegar al Acuario, nos dimos cuenta que no era lo que pensábamos. Es un acuario natural. Debo decir que me decepcionó un poco porque esperaba ver un poco más de lo que vi. En todo caso es muy lindo. Desde ahí se camina sobre por el mar hacia Heine Cay, que es una islita pequeñita, pero no menos linda. Después de 1 1/2 hora nos llevaron a Johnny Cay que es una isla un poco más grande, llena de palmeras, por supuesto, y mucha gente que entra y sale. Las lanchas salen llenas de turistas desde las 8:30 y vuelven después de 5 horas. Debajo de las palmeras hay un montón de mesones y asientos de tablas donde se congrega a los turistas y se almuerza. Carne, pescado o pollo, todo frito, con arroz con coco (muy rico), ensalada de repollo y plátano frito. Los guías, todos negritos, son bulliciosos pero simpáticos. Debo mencionar, que uno deja sus pertenencias para ir a nadar y a nadie se le ocurre robárselas. Incluso las cámaras fotográficas.  Algo que en Chile no se puede hacer. 
Al salir en la mañana, me guardé un trozo de pan del desayuno y lo llevamos para alimentar a los peces. Fue entretenido.En cuanto solté la primera miga, los peces se vinieron encima, incluso sentí 2 pequeños mordiscos que me asustaron un poco.(tanta película de pirañas que vi de niña)
Otra cosa entretenida hoy fue bañarme en el mar bajo la lluvia. Una experiencia rara e inolvidable. Nosotros relacionamos la lluvia con frío y abrigo. 
Regreasamos del paseo bastante cansados, aunque, no tanto como para no pasar al bar y pedir una piña colada (de verdad)

Veremos que nos depara esta hermosa isla, el día de mañana.